Economía productiva, sociedad y comercio
Esperança Huguet Enguita
Josep María Macias Solé
F. Rodríguez
Miquel Rosselló Mesquida
2019
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Economía productiva,
sociedad y comercio
E. Huguet, J. M. Macias, F. Rodríguez, M. Rosselló
ICAC
Precursores del mundo medieval
La Arqueología ha demostrado cómo hubo una intensa transformación del sistema económico en la antigua
Hispania, a partir del siglo iii dC, que dió paso a un sistema productivo que evolucionó hacia la regionalización y
el autoabastecimiento. La etapa visigótica representó la
eclosión definitiva de este nuevo modelo que estableció
las bases para la economía y la sociedad de la Edad Media.
Fueron cambios profundos que afectaron a la mayoría de la población pero que, desde la arqueología, no
siempre han sido fáciles de percibir. La nueva realidad
social y económica se desarrolló en una arquitectura
más débil y, en cuanto a la cultura material, la madera
y la piel jugaron un papel tan fundamental como imperceptible por nuestras condiciones climáticas. En cambio,
las cerámicas, permanecen inalterables en el subsuelo y
◁ Ánfora de Palestina del almacén de Punta de l’Illa.
Museu de Prehistòria de València. Foto: Rafael de Luis
nos muestran el mantenimiento de unas relaciones comerciales con los principales puertos del Mediterráneo
que, a diferencia del período romano, cada vez se restringieron a una capa de la población más reducida.
El litoral valenciano, y su interior, se benefició de esta
situación, y los arqueólogos hemos recuperado numerosos vestigios materiales procedentes del norte de África o
del Oriente Próximo y, prácticamente, hasta la llegada del
islam en estas tierras.
Por otro lado, las excavaciones en los espacios productivos —almacenes, bodegas— muestran cambios profundos derivados de una intensa transformación social
donde la concentración de las tierras, la desaparición de
lo que hoy serían «clases medias» urbanas y un aumento
de la presión fiscal, condujeron a una profunda división social y a un empobrecimiento de la mayoría de la población.
Al final del Imperio romano la sociedad se dividió entre
honestiores y humiliores, fenómeno precursor de tiempos
posteriores en los que las personas se dividieron entre la
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modadas civiles y religiosas mantuvieron pautas de consumo heredadas de la tradición romana e influenciadas por
la cultura bizantina. En este contexto se situa un descenso
de la población hispánica por la aparición de epidemias,
sequías o plagas de langosta que propiciaron malas cosechas y épocas de hambre. Esta decadencia se relaciona
con un retroceso tecnológico que afectó a las condiciones
de vida: la arquitectura doméstica, el suministro de agua
potable y el sistema de eliminación de residuos fueron deOlla globular con asas laterales de cerámica de cocina
aparecida en las excavaciones de les Corts Valencianes.
SIAM-Ajuntament de València. Foto: Rafael de Luis
ficitarios en relación con los siglos anteriores.
Nuevos modelos territoriales
Algunas ciudades mantuvieron su papel de centro
plebe y la aristocracia, esta última de origen político-mili-
político y religioso. En todas se dan contracciones o espon-
tar o religioso. Dicha transformación tuvo relación con la
jamientos urbanísticos de acuerdo con su rol en el Reino
concentración de la escasa riqueza generada por las élites,
visigótico. La presencia de una sede episcopal o de un culto
civiles y eclesiásticas; es el dominio definitivo de lo privado
martirial fueron factores de vitalidad urbana. Así, la relevan-
sobre lo público y la desaparición de las ciudades como es-
cia martirial de Valentia incrementó el poder de su sede
pacios de proyección social a través de la actividad econó-
episcopal. Otras ciudades romanas se apagaron progresi-
mica. Si acaso, solo las élites comerciales pudieron man-
vamente durante el período visigótico si bien, en el caso de
tenerse al margen de este empobrecimiento generalizado.
los núcleos portuarios, la actividad económica de estas se
Así nacieron las relaciones de dependencia o patro-
mantuvo. Es el caso de Portus Ilicitanus (Santa Pola) y Portus
cinium que conformaron la sociedad feudal. En el ámbito
Sucronensis (Cullera). En cambio, la fundación de València
de la arqueología se constata un empobrecimiento gene-
la Vella muestra la capacidad de crear nuevos centros ur-
ralizado en la actividad constructiva, principalmente do-
banos y cómo la situación militar derivada de la ocupación
méstica y, en general, en el urbanismo. Aparte de la arqui-
bizantina del sudeste era capaz de propiciar la construcción
tectura del poder, no hubo ninguna actividad constructi-
de un espacio habitado de casi cinco hectáreas que se man-
va relevante y el ocio y el consumo social se recondujeron
tuvo en uso entre cien y ciento cincuenta años. Sobre el rol
hacia la ritualidad religiosa.
de este asentamiento hay aún muchas dudas, pero creemos
La mayor parte de la sociedad viviría en un entorno
que ejemplifica el papel de dinamizador económico y urba-
de subsistencia y autarquía, mientras que las clases aco-
nístico que generó la necesidad de contingentes militares
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en esta zona geográfica. Ejércitos y soldadas debían romper
ción de bienes de consumo relevantes— pudieron mante-
las rutinas de una economía regionalizada y quizá propicia-
ner vínculos comerciales con los centros productivos me-
ban las relaciones comerciales por simples necesidades de
diterráneos de más prestigio. Este es el caso de València
abastecimiento. Prueba de eso son los hallazgos numismá-
la Vella, la relevancia y proximidad de esta con el puerto
ticos alrededor de Valencia durante la segunda mitad del
de Valentia ha permitido recuperar contextos cerámicos
siglo vi y la primera del vii.
semejantes entre ambas ciudades.
Obviamente, no podemos hablar de una civitas en el
En el campo, el sistema productivo vertebrado a par-
sentido clásico o contemporáneo del término. La ciudad
tir de extensas villas excedentarias en manos de familias
visigoda fue ex novo o continuidad de una precedente; es
urbanas aposentadas bajó irremediablemente a partir del
un espacio que lidera jerárquicamente un territorio donde
siglo iii dC. Hay quien cree que se produjo una concentra-
residen las estructuras de poder y donde se levantan unas
ción de la propiedad de manera que, durante los siglos iv
murallas como elemento de prestigio y de protección. El
y v aún documentamos extensas propiedades agrícolas
arzobispo Isidoro de Sevilla nos expresa, en sus conocidas
suntuosas y extensas. Posteriormente, la llegada de las
Etimologías la relevancia de las murallas como elemento
élites germánicas a las tierras valencianas podría haber
distintivo hacia otras formas de asentamiento humano.
tenido consecuencias en este proceso de concentración
Pero en su interior, la arqueología ha constatado una clara
de grandes propiedades, en el marco teórico de un proce-
contracción y una ocupación del espacio menos ordena-
so de sustitución o concordancia hacia las antiguas clases
da. En esta época, los espacios de producción económica
altas hispanorromanas. Pero ya no eran exclusivamente
aparecen mezclados con los espacios residenciales; si es
centros de producción, sino islas de riqueza en manos de
que no hubo una arquitectura mixta en que la planta baja
patrones que acogían y dominaban a una población ru-
fue el espacio productivo, de almacenamiento o donde se
ral empobrecida y sometida a su jurisdicción particular.
cuidaba de los animales; mientras que el piso superior se
Muchos campesinos arruinados quizá daban sus tierras
convertiría en la zona de reposo. Así, la aparición de talle-
a cambio de protección. Junto a estas grandes propieda-
res artesanales, pequeños espacios agrarios o ganaderos
des observamos la proliferación de numerosos poblados
pasan a ser un hecho habitual en una ciudad que no dis-
y aglomeraciones rurales. Estos, a menudo, se desarrolla-
pone de una firme estructura de abastecimiento externo y
ron alrededor de parroquiae rurales o, más adelante, de
que requiere incorporar en el interior actividades anterior-
centros monásticos. Ambas realidades pasaron a ser los
mente exclusivas del entorno rural.
nuevos instrumentos de organización y fiscalización ecle-
No obstante, también debemos reconocer que las
siástica del campo. De tal manera que ya en los concilios
ciudades portuarias —y también aquellas que, por su in-
eclesiásticos del siglo vii se aprecia cómo los abades riva-
fluencia política, tuvieron suficiente capacidad de atrac-
lizaron en importancia con los obispos urbanos.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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La economía
humancia de ovinos, caprinos y bovinos, pero también se
La economía se basaba fundamentalmente en la
criaban suidos y aves. La incidencia de esta práctica era
agricultura y en la ganadería. De la primera encontramos
relevante. Así, estudios de reconstrucción del paisaje desa-
abundantes muestras en los yacimientos conocidos, tan-
rrollados en el nordeste peninsular, muestran en el período
to urbanos como rurales, donde son numerosos los silos
visigótico importantes actuaciones de desforestación que
o depósitos excavados en el subsuelo para el almacena-
se han vinculado al pastoreo. Como actividades comple-
miento de grano. Excepto en grandes espacios civiles o
mentarias se pueden citar la recolección y la caza. La reco-
religiosos, desaparecieron los almacenes construidos,
lección era estacional, se recogían determinadas plantas y
tipo horreum, y los silos abiertos en el suelo fueron el re-
animales como los caracoles, muy abundantes en los es-
curso más empleado. Se recuperó así una antigua prác-
tratos de época visigótica, o productos como la miel, citada
tica característica del período ibérico donde, práctica-
en el Pacto de Tudmir entre los impuestos que los campe-
mente, dentro de las casas se excavaban los almacenes
sinos tenían que pagar. Los documentos comerciales escri-
privados. Eran medios de ahorro de escasa capacidad y
tos en pizarras nos hablan igualmente de queso, sal, miel,
pensados para el consumo familiar, no para su comer-
etc. Sin embargo, en líneas generales, la documentación
cialización. Eso no excluye que hubiese grandes áreas de
escrita —las pizarras visigodas, prescripciones legales o re-
almacenamiento, pero no tenemos constancia arqueoló-
glas monásticas— nos describe unas pautas generales de
gica. Sabemos que progresivamente la recaudación fiscal
alimentación continuistas en relación con la etapa romana
se fundamentó en la recepción de víveres, fuesen para
y siempre adaptadas a su entorno geográfico y climático.
abastecimiento de tropas o porque la propia Iglesia pasó
Otra cosa sería la asiduidad con la que muchos de estos
a ser una importante institución receptora fiscal. A la vez
alimentos se podían consumir y en qué capas sociales eran
sabemos que la Iglesia desarrolló importantes acciones
más frecuentes.
benefactoras al repartir estos mismos víveres a los más
necesitados y en períodos de carestía.
La vitalidad constructiva del momento, sobre todo
en el siglo vi, debía llevar aparejada la existencia de todo
Cereales, trigo y cebada, la vid y el olivo eran los cul-
un grupo de personas relacionadas con la edificación.
tivos más extendidos aunque, en zonas con agricultura de
Era habitual la recuperación de material arquitectónico
regadío o más próximas a los núcleos de hábitat, habría
romano para la reutilización en nuevos edificios de este
también huerta con leguminosas y árboles frutales. Uno de
momento. Debía de haber, por lo tanto, personal dedica-
los pocos conjuntos de herramientas de cultivo de la tie-
do a la construcción en piedra, otros dedicados a la forja,
rra de nuestro territorio procede de l’Horta Vella (Bétera).
otros a la carpintería y a otras actividades edilicias. El ofi-
La ganadería pasó a ser una actividad con un peso impor-
cio de picapedrero era un trabajo especializado y habría
tando en las zonas interiores. Era una ganadería de tras-
diferentes grados entre los artesanos. Habría desde un
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trabajo de extracción de las piedras en las canteras que
requería un conocimiento específico, hasta los picapedreros dedicados a la creación de la decoración arquitectónica, que eran verdaderos especialistas. En el territorio
valenciano debían de existir estos maestros artesanos
que tallaran decoraciones arquitectónicas cuidadosas
en canceles, capiteles y frisos tanto en la ciudad como en
las nobles residencias rurales. El mejor ejemplo de eso
es el palacio de Pla de Nadal, en Riba-roja de Túria. Hay
que prever la existencia de artesanos itinerantes, que copiaban o extendían los modelos decorativos por todo el
Reino visigodo y que, en muchos casos, tenían una clara
inspiración bizantina.
Por lo que respecta a la producción artesanal, la metalurgia se desarrolló ampliamente, como muestran los
tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno como máximo
exponente con el uso de oro y piedras preciosas. Sin embargo, había una actividad metalúrgica mucho más mo-
Detalle de cruz del tesoro de Torredonjimeno (Jaén).
Fotografía archivo del MAC.
desta, pero no por eso menos activa, que confeccionaba
sobre todo elementos de indumentaria personal como
especialización importante y sastres, personas dedicadas
son fíbulas, hebillas, pulseras, pendientes y todo tipo
a la fabricación de hilos, tintes, entre otros. En cuanto a los
de elementos metálicos, decorados en la mayoría de los
tejidos hay constancia de uso en época visigótica, son so-
casos. Las cruces de Punta de l’Illa (Cullera) son un buen
bre todo la lana, el lino, el cáñamo y la seda que requerían
ejemplo. Otra actividad artesanal identificada en València
varios procesos de fabricación. En el ámbito arqueológico,
la Vella, y que se trata de manera específica en otro de los
aparecen a menudo fusayolas para la confección de hilos
capítulos, es la producción de vidrio, confirmada por la
para tejidos de fabricación doméstica. En esta cadena pro-
recuperación de fragmentos de vajilla soplada, desechos,
ductiva los monasterios quizá desarrollaran progresiva-
pruebas de vidriero y bloques de materias primas impor-
mente un papel pionero, que ejemplificaba el control de
tadas de Egipto o del área de la actual Siria.
la Iglesia visigoda en el territorio y las principales rutas de
Poca información nos ha llegado de la industria textil
pero sabemos que debía estar muy desarrollada, con una
comunicación. Así, el papel de la Iglesia en la producción
y redistribución de vino por el Mediterráneo es relevante.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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Comercio y consumo
acompañados de la vajilla fina africana del momento, aque-
Parece claro que, bajo la nueva configuración territo-
llas producciones tunecinas terra sigillata africana D que,
rial aparecida a mediados del siglo vi en el Mediterráneo
a pesar de no ser masiva, es constante en los yacimientos
occidental, a raíz del famoso programa militar, político y
valencianos; o las lámparas africanas para la iluminación,
propagandístico protagonizado por Justiniano, el Imperio
a menudo con motivos decorativos y simbólicos cristianos.
de Constantinopla fue el nuevo motor comercial. Fue un
También desde Oriente llegaban contenedores con
monopolio, entre los siglos vi y vii, fundamentado en el in-
aceite y vino, de mejor calidad que los norteafricanos, y
tercambio de larga distancia desarrollado gracias a la fisca-
muy estimado en aquel momento por las diversas élites
lidad de las nuevas provincias conquistadas y al transporte
aristocráticas. Lo sabemos por las ánforas procedentes de
de víveres a espacios fortificados, de control territorial o es-
Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto, que se consumían en
pacios militares en disputa. La nueva red pública de extrac-
tierras valencianas mediante una conexión directa entre
ción fiscal y annonaria también debió provocar que muchos
grandes puertos como Roma, Cartago, Nápoles, Marsella o
comerciantes orientales aprovecharan el control de estos
Tarragona. Otro contenedor interesante que detectamos en
canales, bajo la protección de alguna élite secular, aristo-
las excavaciones arqueológicas son los ungüentarios, pe-
crática o, incluso, de manera independiente, para vender
queños receptáculos hechos con arcilla, a mano o con mol-
productos de diferentes tipos en los puertos mediterráneos
de, que procedían de la zona costera de Asia Menor (Licia,
occidentales fuera de la nueva órbita territorial bizantina.
Panfilia, Éfeso, etc.). Aunque a menudo se ha pensado
En la península ibérica queda documentada la llega-
que su contenido podría relacionarse probablemente con
da de comerciantes griegos, sirios y judíos, junto con otros
aceites, perfumes o especies. Hace poco se han propuesto
autóctonos que gestionaban el comercio que llegaba por
hipótesis de que podrían transportar alguna especie de fár-
estos canales. Incluso, la legislación visigoda reconoce la
macos vegetales, mezclados con miel o sustancias líquidas
existencia de «zonas francas», llamadas «cataplus», donde
de consistencia viscosa. De Oriente también se importaban
las grandes ciudades portuarias mediterráneas sometían a
vajilla fina o recipientes de cocina, aunque en un porcentaje
control y fiscalidad todo producto que entraba y salía del
menor y básicamente a núcleos urbanos costeros.
reino de Toledo. Entre los productos de fuera de la Península
La influencia comercial y cultural del Imperio bizanti-
detectados arqueológicamente, encontramos aceite y vino
no es notable y aún no se ha calibrado del todo. Tenemos
que procedían del continente africano, que eran transpor-
constancia, por ejemplo en el arte cristiano, de los bronces
tados mediante grandes y pequeños contenedores anfó-
litúrgicos (jarras, incensarios o polycandelon) o piezas de
ricos como los ejemplares completos de Punta de l’Illa o
mármol (frontales de altar, páteras, morteros). Incluso, en
los incompletos de València la Vella y Valentia. Por rutas
la recuperación de ponderales o pesos y balanzas con ins-
independientes también llegaban otros productos básicos
cripciones, como la recuperada en el núcleo fortificado del
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Puntal del Cid, en Almenara (Castellón). En estas transac-
ros con visera, boles carenados y botellas. También eviden-
ciones comerciales conocemos la llegada de mercancías
ciamos ciertas producciones utilitarias que llegan a tierras
de lujo, metales preciosos, lingotes de vidrio, mármoles,
valencianas de regiones más alejadas, ollas globulares y/o
tejidos, etc. Incluso comercio de esclavos desde Marsella.
cazuelas con el borde triangular que empiezan a ser docu-
En contrapartida, las fuentes de la Hispania visigoda nos
mentadas tanto en Gerona, Barcelona y/o Tarragona.
dicen que podrían continuar exportando salazones, acei-
La entrada en el escenario mediterráneo de una nue-
te, vino, cereales, etc. En todo caso, este comercio se de-
va superpotencia en alza, el califato árabe, comportó una
bía efectuar en botas de madera, botas de piel o sacos y,
pugna por el control del mar y las rutas de comercio de lar-
por tanto, no podemos cuantificar su relevancia. Tarraco,
ga distancia entre este y el Imperio bizantino. Poco a poco,
Dertosa, Valentia, Portus Sucronensis, Portus Ilicitanus o
los árabes fueron conquistando amplias zonas del espa-
Carthago Nova serían puntos fundamentales de entrada
cio bajo dominio constantinopolitano, lugares esenciales
y redistribución de bienes de consumo, que se convertían
para el suministro y la distribución de productos alimen-
en escalas portuarias en un mercado global mediterráneo
tarios y de lujo, como Palestina, Siria, Egipto y Cartago.
que se debía encontrar bajo el control bizantino, y donde
Aunque las exportaciones de estas áreas conquistadas
la presencia de colonos foráneos debía ser una constante.
continuaron navegando por el Mediterráneo entre los si-
En paralelo al comercio exterior había un comercio
glos vii y viii, las documentamos con unos niveles cada
interregional, que estamos empezando a descubrir, muy
vez más reducidos y en puntos costeros geoestratégicos.
activo entre los diferentes puertos de la ribera mediterrá-
Al mismo tiempo, la Administración bizantina poco a poco
nea. Se comerciaba vino contenido en ánforas de peque-
hubo de reorientar sus principales canales de suministro
ñas dimensiones, de procedencia regional o local, que re-
hacia zonas más próximas a Constantinopla, como el mar
producen modelos anfóricos conocidos en otras zonas del
Negro, el Egeo y el Adriático, y eso podría explicar un cierto
Mediterráneo. Estas, no solamente se detectan en tierras
desabastecimiento de las tierras occidentales. A lo largo
valencianas sino que se empiezan a documentar en pun-
de los primeros decenios del siglo viii empiezan a desa-
tos alejados como Cartagena, las Islas Baleares, Tarragona
parecer de nuestro registro arqueológico los indicadores
o Barcelona. La cerámica común y de cocina tenía un espa-
ceramológicos indispensables para reconstruir las diná-
cio comercial mayoritariamente local o regional; su estudio
micas económicas y las rutas comerciales operativas en
denota unas características morfológicas y de fabricación
aquel momento. La nueva potencia en la península ibéri-
comunes que nos reflejan una cultura artesanal compar-
ca iniciará una nueva gestión del intercambio a gran esca-
tida. Aunque quizá había diferentes alfarerías según las
la de difícil detección en la actualidad, pero, sin embargo,
zonas, abundan entre las diversas regiones cazuelas de
priorizó unas nuevas rutas comerciales asociadas a sus
borde invasado, ‘ollas de perfil en «S»’, hervidores y morte-
necesidades, prácticamente, hasta el siglo x.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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Economía productiva,
sociedad y comercio
E. Huguet, J. M. Macias, F. Rodríguez, M. Rosselló
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Precursores del mundo medieval
La Arqueología ha demostrado cómo hubo una intensa transformación del sistema económico en la antigua
Hispania, a partir del siglo iii dC, que dió paso a un sistema productivo que evolucionó hacia la regionalización y
el autoabastecimiento. La etapa visigótica representó la
eclosión definitiva de este nuevo modelo que estableció
las bases para la economía y la sociedad de la Edad Media.
Fueron cambios profundos que afectaron a la mayoría de la población pero que, desde la arqueología, no
siempre han sido fáciles de percibir. La nueva realidad
social y económica se desarrolló en una arquitectura
más débil y, en cuanto a la cultura material, la madera
y la piel jugaron un papel tan fundamental como imperceptible por nuestras condiciones climáticas. En cambio,
las cerámicas, permanecen inalterables en el subsuelo y
◁ Ánfora de Palestina del almacén de Punta de l’Illa.
Museu de Prehistòria de València. Foto: Rafael de Luis
nos muestran el mantenimiento de unas relaciones comerciales con los principales puertos del Mediterráneo
que, a diferencia del período romano, cada vez se restringieron a una capa de la población más reducida.
El litoral valenciano, y su interior, se benefició de esta
situación, y los arqueólogos hemos recuperado numerosos vestigios materiales procedentes del norte de África o
del Oriente Próximo y, prácticamente, hasta la llegada del
islam en estas tierras.
Por otro lado, las excavaciones en los espacios productivos —almacenes, bodegas— muestran cambios profundos derivados de una intensa transformación social
donde la concentración de las tierras, la desaparición de
lo que hoy serían «clases medias» urbanas y un aumento
de la presión fiscal, condujeron a una profunda división social y a un empobrecimiento de la mayoría de la población.
Al final del Imperio romano la sociedad se dividió entre
honestiores y humiliores, fenómeno precursor de tiempos
posteriores en los que las personas se dividieron entre la
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modadas civiles y religiosas mantuvieron pautas de consumo heredadas de la tradición romana e influenciadas por
la cultura bizantina. En este contexto se situa un descenso
de la población hispánica por la aparición de epidemias,
sequías o plagas de langosta que propiciaron malas cosechas y épocas de hambre. Esta decadencia se relaciona
con un retroceso tecnológico que afectó a las condiciones
de vida: la arquitectura doméstica, el suministro de agua
potable y el sistema de eliminación de residuos fueron deOlla globular con asas laterales de cerámica de cocina
aparecida en las excavaciones de les Corts Valencianes.
SIAM-Ajuntament de València. Foto: Rafael de Luis
ficitarios en relación con los siglos anteriores.
Nuevos modelos territoriales
Algunas ciudades mantuvieron su papel de centro
plebe y la aristocracia, esta última de origen político-mili-
político y religioso. En todas se dan contracciones o espon-
tar o religioso. Dicha transformación tuvo relación con la
jamientos urbanísticos de acuerdo con su rol en el Reino
concentración de la escasa riqueza generada por las élites,
visigótico. La presencia de una sede episcopal o de un culto
civiles y eclesiásticas; es el dominio definitivo de lo privado
martirial fueron factores de vitalidad urbana. Así, la relevan-
sobre lo público y la desaparición de las ciudades como es-
cia martirial de Valentia incrementó el poder de su sede
pacios de proyección social a través de la actividad econó-
episcopal. Otras ciudades romanas se apagaron progresi-
mica. Si acaso, solo las élites comerciales pudieron man-
vamente durante el período visigótico si bien, en el caso de
tenerse al margen de este empobrecimiento generalizado.
los núcleos portuarios, la actividad económica de estas se
Así nacieron las relaciones de dependencia o patro-
mantuvo. Es el caso de Portus Ilicitanus (Santa Pola) y Portus
cinium que conformaron la sociedad feudal. En el ámbito
Sucronensis (Cullera). En cambio, la fundación de València
de la arqueología se constata un empobrecimiento gene-
la Vella muestra la capacidad de crear nuevos centros ur-
ralizado en la actividad constructiva, principalmente do-
banos y cómo la situación militar derivada de la ocupación
méstica y, en general, en el urbanismo. Aparte de la arqui-
bizantina del sudeste era capaz de propiciar la construcción
tectura del poder, no hubo ninguna actividad constructi-
de un espacio habitado de casi cinco hectáreas que se man-
va relevante y el ocio y el consumo social se recondujeron
tuvo en uso entre cien y ciento cincuenta años. Sobre el rol
hacia la ritualidad religiosa.
de este asentamiento hay aún muchas dudas, pero creemos
La mayor parte de la sociedad viviría en un entorno
que ejemplifica el papel de dinamizador económico y urba-
de subsistencia y autarquía, mientras que las clases aco-
nístico que generó la necesidad de contingentes militares
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en esta zona geográfica. Ejércitos y soldadas debían romper
ción de bienes de consumo relevantes— pudieron mante-
las rutinas de una economía regionalizada y quizá propicia-
ner vínculos comerciales con los centros productivos me-
ban las relaciones comerciales por simples necesidades de
diterráneos de más prestigio. Este es el caso de València
abastecimiento. Prueba de eso son los hallazgos numismá-
la Vella, la relevancia y proximidad de esta con el puerto
ticos alrededor de Valencia durante la segunda mitad del
de Valentia ha permitido recuperar contextos cerámicos
siglo vi y la primera del vii.
semejantes entre ambas ciudades.
Obviamente, no podemos hablar de una civitas en el
En el campo, el sistema productivo vertebrado a par-
sentido clásico o contemporáneo del término. La ciudad
tir de extensas villas excedentarias en manos de familias
visigoda fue ex novo o continuidad de una precedente; es
urbanas aposentadas bajó irremediablemente a partir del
un espacio que lidera jerárquicamente un territorio donde
siglo iii dC. Hay quien cree que se produjo una concentra-
residen las estructuras de poder y donde se levantan unas
ción de la propiedad de manera que, durante los siglos iv
murallas como elemento de prestigio y de protección. El
y v aún documentamos extensas propiedades agrícolas
arzobispo Isidoro de Sevilla nos expresa, en sus conocidas
suntuosas y extensas. Posteriormente, la llegada de las
Etimologías la relevancia de las murallas como elemento
élites germánicas a las tierras valencianas podría haber
distintivo hacia otras formas de asentamiento humano.
tenido consecuencias en este proceso de concentración
Pero en su interior, la arqueología ha constatado una clara
de grandes propiedades, en el marco teórico de un proce-
contracción y una ocupación del espacio menos ordena-
so de sustitución o concordancia hacia las antiguas clases
da. En esta época, los espacios de producción económica
altas hispanorromanas. Pero ya no eran exclusivamente
aparecen mezclados con los espacios residenciales; si es
centros de producción, sino islas de riqueza en manos de
que no hubo una arquitectura mixta en que la planta baja
patrones que acogían y dominaban a una población ru-
fue el espacio productivo, de almacenamiento o donde se
ral empobrecida y sometida a su jurisdicción particular.
cuidaba de los animales; mientras que el piso superior se
Muchos campesinos arruinados quizá daban sus tierras
convertiría en la zona de reposo. Así, la aparición de talle-
a cambio de protección. Junto a estas grandes propieda-
res artesanales, pequeños espacios agrarios o ganaderos
des observamos la proliferación de numerosos poblados
pasan a ser un hecho habitual en una ciudad que no dis-
y aglomeraciones rurales. Estos, a menudo, se desarrolla-
pone de una firme estructura de abastecimiento externo y
ron alrededor de parroquiae rurales o, más adelante, de
que requiere incorporar en el interior actividades anterior-
centros monásticos. Ambas realidades pasaron a ser los
mente exclusivas del entorno rural.
nuevos instrumentos de organización y fiscalización ecle-
No obstante, también debemos reconocer que las
siástica del campo. De tal manera que ya en los concilios
ciudades portuarias —y también aquellas que, por su in-
eclesiásticos del siglo vii se aprecia cómo los abades riva-
fluencia política, tuvieron suficiente capacidad de atrac-
lizaron en importancia con los obispos urbanos.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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La economía
humancia de ovinos, caprinos y bovinos, pero también se
La economía se basaba fundamentalmente en la
criaban suidos y aves. La incidencia de esta práctica era
agricultura y en la ganadería. De la primera encontramos
relevante. Así, estudios de reconstrucción del paisaje desa-
abundantes muestras en los yacimientos conocidos, tan-
rrollados en el nordeste peninsular, muestran en el período
to urbanos como rurales, donde son numerosos los silos
visigótico importantes actuaciones de desforestación que
o depósitos excavados en el subsuelo para el almacena-
se han vinculado al pastoreo. Como actividades comple-
miento de grano. Excepto en grandes espacios civiles o
mentarias se pueden citar la recolección y la caza. La reco-
religiosos, desaparecieron los almacenes construidos,
lección era estacional, se recogían determinadas plantas y
tipo horreum, y los silos abiertos en el suelo fueron el re-
animales como los caracoles, muy abundantes en los es-
curso más empleado. Se recuperó así una antigua prác-
tratos de época visigótica, o productos como la miel, citada
tica característica del período ibérico donde, práctica-
en el Pacto de Tudmir entre los impuestos que los campe-
mente, dentro de las casas se excavaban los almacenes
sinos tenían que pagar. Los documentos comerciales escri-
privados. Eran medios de ahorro de escasa capacidad y
tos en pizarras nos hablan igualmente de queso, sal, miel,
pensados para el consumo familiar, no para su comer-
etc. Sin embargo, en líneas generales, la documentación
cialización. Eso no excluye que hubiese grandes áreas de
escrita —las pizarras visigodas, prescripciones legales o re-
almacenamiento, pero no tenemos constancia arqueoló-
glas monásticas— nos describe unas pautas generales de
gica. Sabemos que progresivamente la recaudación fiscal
alimentación continuistas en relación con la etapa romana
se fundamentó en la recepción de víveres, fuesen para
y siempre adaptadas a su entorno geográfico y climático.
abastecimiento de tropas o porque la propia Iglesia pasó
Otra cosa sería la asiduidad con la que muchos de estos
a ser una importante institución receptora fiscal. A la vez
alimentos se podían consumir y en qué capas sociales eran
sabemos que la Iglesia desarrolló importantes acciones
más frecuentes.
benefactoras al repartir estos mismos víveres a los más
necesitados y en períodos de carestía.
La vitalidad constructiva del momento, sobre todo
en el siglo vi, debía llevar aparejada la existencia de todo
Cereales, trigo y cebada, la vid y el olivo eran los cul-
un grupo de personas relacionadas con la edificación.
tivos más extendidos aunque, en zonas con agricultura de
Era habitual la recuperación de material arquitectónico
regadío o más próximas a los núcleos de hábitat, habría
romano para la reutilización en nuevos edificios de este
también huerta con leguminosas y árboles frutales. Uno de
momento. Debía de haber, por lo tanto, personal dedica-
los pocos conjuntos de herramientas de cultivo de la tie-
do a la construcción en piedra, otros dedicados a la forja,
rra de nuestro territorio procede de l’Horta Vella (Bétera).
otros a la carpintería y a otras actividades edilicias. El ofi-
La ganadería pasó a ser una actividad con un peso impor-
cio de picapedrero era un trabajo especializado y habría
tando en las zonas interiores. Era una ganadería de tras-
diferentes grados entre los artesanos. Habría desde un
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trabajo de extracción de las piedras en las canteras que
requería un conocimiento específico, hasta los picapedreros dedicados a la creación de la decoración arquitectónica, que eran verdaderos especialistas. En el territorio
valenciano debían de existir estos maestros artesanos
que tallaran decoraciones arquitectónicas cuidadosas
en canceles, capiteles y frisos tanto en la ciudad como en
las nobles residencias rurales. El mejor ejemplo de eso
es el palacio de Pla de Nadal, en Riba-roja de Túria. Hay
que prever la existencia de artesanos itinerantes, que copiaban o extendían los modelos decorativos por todo el
Reino visigodo y que, en muchos casos, tenían una clara
inspiración bizantina.
Por lo que respecta a la producción artesanal, la metalurgia se desarrolló ampliamente, como muestran los
tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno como máximo
exponente con el uso de oro y piedras preciosas. Sin embargo, había una actividad metalúrgica mucho más mo-
Detalle de cruz del tesoro de Torredonjimeno (Jaén).
Fotografía archivo del MAC.
desta, pero no por eso menos activa, que confeccionaba
sobre todo elementos de indumentaria personal como
especialización importante y sastres, personas dedicadas
son fíbulas, hebillas, pulseras, pendientes y todo tipo
a la fabricación de hilos, tintes, entre otros. En cuanto a los
de elementos metálicos, decorados en la mayoría de los
tejidos hay constancia de uso en época visigótica, son so-
casos. Las cruces de Punta de l’Illa (Cullera) son un buen
bre todo la lana, el lino, el cáñamo y la seda que requerían
ejemplo. Otra actividad artesanal identificada en València
varios procesos de fabricación. En el ámbito arqueológico,
la Vella, y que se trata de manera específica en otro de los
aparecen a menudo fusayolas para la confección de hilos
capítulos, es la producción de vidrio, confirmada por la
para tejidos de fabricación doméstica. En esta cadena pro-
recuperación de fragmentos de vajilla soplada, desechos,
ductiva los monasterios quizá desarrollaran progresiva-
pruebas de vidriero y bloques de materias primas impor-
mente un papel pionero, que ejemplificaba el control de
tadas de Egipto o del área de la actual Siria.
la Iglesia visigoda en el territorio y las principales rutas de
Poca información nos ha llegado de la industria textil
pero sabemos que debía estar muy desarrollada, con una
comunicación. Así, el papel de la Iglesia en la producción
y redistribución de vino por el Mediterráneo es relevante.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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Comercio y consumo
acompañados de la vajilla fina africana del momento, aque-
Parece claro que, bajo la nueva configuración territo-
llas producciones tunecinas terra sigillata africana D que,
rial aparecida a mediados del siglo vi en el Mediterráneo
a pesar de no ser masiva, es constante en los yacimientos
occidental, a raíz del famoso programa militar, político y
valencianos; o las lámparas africanas para la iluminación,
propagandístico protagonizado por Justiniano, el Imperio
a menudo con motivos decorativos y simbólicos cristianos.
de Constantinopla fue el nuevo motor comercial. Fue un
También desde Oriente llegaban contenedores con
monopolio, entre los siglos vi y vii, fundamentado en el in-
aceite y vino, de mejor calidad que los norteafricanos, y
tercambio de larga distancia desarrollado gracias a la fisca-
muy estimado en aquel momento por las diversas élites
lidad de las nuevas provincias conquistadas y al transporte
aristocráticas. Lo sabemos por las ánforas procedentes de
de víveres a espacios fortificados, de control territorial o es-
Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto, que se consumían en
pacios militares en disputa. La nueva red pública de extrac-
tierras valencianas mediante una conexión directa entre
ción fiscal y annonaria también debió provocar que muchos
grandes puertos como Roma, Cartago, Nápoles, Marsella o
comerciantes orientales aprovecharan el control de estos
Tarragona. Otro contenedor interesante que detectamos en
canales, bajo la protección de alguna élite secular, aristo-
las excavaciones arqueológicas son los ungüentarios, pe-
crática o, incluso, de manera independiente, para vender
queños receptáculos hechos con arcilla, a mano o con mol-
productos de diferentes tipos en los puertos mediterráneos
de, que procedían de la zona costera de Asia Menor (Licia,
occidentales fuera de la nueva órbita territorial bizantina.
Panfilia, Éfeso, etc.). Aunque a menudo se ha pensado
En la península ibérica queda documentada la llega-
que su contenido podría relacionarse probablemente con
da de comerciantes griegos, sirios y judíos, junto con otros
aceites, perfumes o especies. Hace poco se han propuesto
autóctonos que gestionaban el comercio que llegaba por
hipótesis de que podrían transportar alguna especie de fár-
estos canales. Incluso, la legislación visigoda reconoce la
macos vegetales, mezclados con miel o sustancias líquidas
existencia de «zonas francas», llamadas «cataplus», donde
de consistencia viscosa. De Oriente también se importaban
las grandes ciudades portuarias mediterráneas sometían a
vajilla fina o recipientes de cocina, aunque en un porcentaje
control y fiscalidad todo producto que entraba y salía del
menor y básicamente a núcleos urbanos costeros.
reino de Toledo. Entre los productos de fuera de la Península
La influencia comercial y cultural del Imperio bizanti-
detectados arqueológicamente, encontramos aceite y vino
no es notable y aún no se ha calibrado del todo. Tenemos
que procedían del continente africano, que eran transpor-
constancia, por ejemplo en el arte cristiano, de los bronces
tados mediante grandes y pequeños contenedores anfó-
litúrgicos (jarras, incensarios o polycandelon) o piezas de
ricos como los ejemplares completos de Punta de l’Illa o
mármol (frontales de altar, páteras, morteros). Incluso, en
los incompletos de València la Vella y Valentia. Por rutas
la recuperación de ponderales o pesos y balanzas con ins-
independientes también llegaban otros productos básicos
cripciones, como la recuperada en el núcleo fortificado del
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Puntal del Cid, en Almenara (Castellón). En estas transac-
ros con visera, boles carenados y botellas. También eviden-
ciones comerciales conocemos la llegada de mercancías
ciamos ciertas producciones utilitarias que llegan a tierras
de lujo, metales preciosos, lingotes de vidrio, mármoles,
valencianas de regiones más alejadas, ollas globulares y/o
tejidos, etc. Incluso comercio de esclavos desde Marsella.
cazuelas con el borde triangular que empiezan a ser docu-
En contrapartida, las fuentes de la Hispania visigoda nos
mentadas tanto en Gerona, Barcelona y/o Tarragona.
dicen que podrían continuar exportando salazones, acei-
La entrada en el escenario mediterráneo de una nue-
te, vino, cereales, etc. En todo caso, este comercio se de-
va superpotencia en alza, el califato árabe, comportó una
bía efectuar en botas de madera, botas de piel o sacos y,
pugna por el control del mar y las rutas de comercio de lar-
por tanto, no podemos cuantificar su relevancia. Tarraco,
ga distancia entre este y el Imperio bizantino. Poco a poco,
Dertosa, Valentia, Portus Sucronensis, Portus Ilicitanus o
los árabes fueron conquistando amplias zonas del espa-
Carthago Nova serían puntos fundamentales de entrada
cio bajo dominio constantinopolitano, lugares esenciales
y redistribución de bienes de consumo, que se convertían
para el suministro y la distribución de productos alimen-
en escalas portuarias en un mercado global mediterráneo
tarios y de lujo, como Palestina, Siria, Egipto y Cartago.
que se debía encontrar bajo el control bizantino, y donde
Aunque las exportaciones de estas áreas conquistadas
la presencia de colonos foráneos debía ser una constante.
continuaron navegando por el Mediterráneo entre los si-
En paralelo al comercio exterior había un comercio
glos vii y viii, las documentamos con unos niveles cada
interregional, que estamos empezando a descubrir, muy
vez más reducidos y en puntos costeros geoestratégicos.
activo entre los diferentes puertos de la ribera mediterrá-
Al mismo tiempo, la Administración bizantina poco a poco
nea. Se comerciaba vino contenido en ánforas de peque-
hubo de reorientar sus principales canales de suministro
ñas dimensiones, de procedencia regional o local, que re-
hacia zonas más próximas a Constantinopla, como el mar
producen modelos anfóricos conocidos en otras zonas del
Negro, el Egeo y el Adriático, y eso podría explicar un cierto
Mediterráneo. Estas, no solamente se detectan en tierras
desabastecimiento de las tierras occidentales. A lo largo
valencianas sino que se empiezan a documentar en pun-
de los primeros decenios del siglo viii empiezan a desa-
tos alejados como Cartagena, las Islas Baleares, Tarragona
parecer de nuestro registro arqueológico los indicadores
o Barcelona. La cerámica común y de cocina tenía un espa-
ceramológicos indispensables para reconstruir las diná-
cio comercial mayoritariamente local o regional; su estudio
micas económicas y las rutas comerciales operativas en
denota unas características morfológicas y de fabricación
aquel momento. La nueva potencia en la península ibéri-
comunes que nos reflejan una cultura artesanal compar-
ca iniciará una nueva gestión del intercambio a gran esca-
tida. Aunque quizá había diferentes alfarerías según las
la de difícil detección en la actualidad, pero, sin embargo,
zonas, abundan entre las diversas regiones cazuelas de
priorizó unas nuevas rutas comerciales asociadas a sus
borde invasado, ‘ollas de perfil en «S»’, hervidores y morte-
necesidades, prácticamente, hasta el siglo x.
Economía productiva, sociedad y comercio. E. Huguet, J. M. Macías, F. Rodríguez, M. Rosselló
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