Las cecas visigodas del territorio de Valencia
Albert Ribera Lacomba
2019
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Las cecas visigodas
del territorio de Valencia
Albert Vicent Ribera i Lacomba
ICAC
Los primeros hallazgos de monedas visigodas en el
País Valenciano
Con el nuevo contexto político-militar originado por
la llegada del ejército de Justiniano, coinciden, no casualmente, los primeros hallazgos seguros de moneda
visigoda en el territorio valenciano. La nueva coyuntura
política y territorial explica, a partir de este momento, la
presencia de contingentes godos por estas tierras para
impedir la expansión bizantina hacia el norte y controlar
directamente un territorio que hasta el momento sólo les
pertenecería nominalmente.
No debe ser ninguna casualidad que las primeras
monedas de filiación visigoda que se encuentran por la
zona valenciana se daten en el reinado de Leovigildo,
que fue cuando debió consolidarse el dispositivo fronterizo tras la ocupación fáctica de este territorio por el
◁ Tremís de Gundemaro acuñado en Saguntum.
Colecció Vidal Valle. numisdata.org
vigorizado reino de Toledo. De la ciudad de Valencia procede un tremís de imitación de modelos bizantinos de
Justiniano, hallado por el profesor M. Tarradell en la plaza
de la Reina (Valencia), semejante a otros hallados en las
excavaciones de Barcino o Caesaraugusta o en el tesoro
de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara), por citar
sólo algunos de los encontrados en trabajos arqueológicos controlados. Más abundantes y significativos, aunque
menos conocidos, son los numerosos hallazgos de estos
mismos tremises, burdas imitaciones de las series de los
emperadores bizantinos Justiniano y Justino II, que se
realizaron esporádica pero continuamente en la localidad
de Alcàsser, entre 1930 y 1950. Este extraordinario hallazgo ha sido muy citado desde casi el mismo momento de
su aparición y se cita tanto como el «tesoro bizantino de
Alcàsser» como el «tesoro de Valencia». La mayor parte de
estas monedas se vendió indiscriminadamente. Sólo se
han podido estudiar recientemente cuatro piezas. Otras
dos, engastadas en sendos anillos, se han podido ver y
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S E D E S E P I S CO PA L E S
Y CECAS
Sede episcopal y cecas
Sede episcopal
Ceca
Ilustración: Espirelius.
196 /
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fotografiar, pero su estado actual impide completar su
donde se ha localizado un gran asentamiento fortificado
descripción. Otras cuatro se conocen por fotografías de
del siglo VI, Valencia la Vella, encajaría perfectamente en
un estudio anterior. En conjunto, todas se ajustan a los
un entramado militar fronterizo. En este yacimiento, en
mismos tipos: imitaciones de monedas de Justiniano I y
curso de excavación, ya han aparecido dos de estos tre-
Justino II. Comentarios de testigos visuales, hablan de la
mises de Leovigildo y muchos pequeños bronces, como
presencia de algunas monedas de oro más grandes que
se puede ver en otro capítulo de esta obra.
Del interior de la provincia de Valencia, en Osset
estos tremises, pero no se ha conservado ninguno de estos posibles sólidos.
(Andilla), se conoce otra referencia al hallazgo, en 1895,
Llama la atención la posibilidad de que bastantes
de monedas visigodas que habrían aparecido en el inte-
de estas piezas se hallaran dentro de jarritas relacionadas
rior de dos jarras de cerámica, sin que haya constancia de
con contextos funerarios de este yacimiento, fenómeno
más detalles sobre su número y las circunstancias de este
no habitual pero de ninguna manera exclusivo, como se
descubrimiento.
atestigua en las ofrendas de monedas en las necrópolis visigodas de Duratón (Segovia) y Sant Julià de Ramis
Las primeras emisiones visigodas en el País Valenciano
(Girona). De las nueve monedas conocidas, y las que en su
Poco después del reinado de Leovigildo, al que re-
día llegara a ver Pío Beltrán, que solo menciona estas imi-
cientemente se le ha atribuido una moneda supuesta-
taciones, se deduce que habría que fechar el conjunto de
mente acuñada en Valentia, considerada una falsifica-
Alcàsser en un momento anterior al tesoro de Recópolis,
ción por Miles, empezarían a funcionar cecas visigodas
donde, junto a estas mismas monedas, ya aparecen las
en el País Valenciano. Dos de las tres que se conocen,
primeras acuñaciones a nombre de Leovigildo. En todo
Saguntum y Valentia, están, al mismo tiempo, muy cerca
caso, para Alcàsser, siempre estaríamos en los primeros
entre sí y muy alejadas de los otros centros emisores. Los
años del reinado de Leovigildo (573-586), como es fácil
más cercanos serían Dertosa, que sólo acuñó en tiempos
deducir por la fecha de las imitadas monedas de Justino II
de Recaredo, y Tarraco, al norte; Recópolis y Toletum al
(568-572) y de la coexistencia en Recópolis (fundada en
oeste, y Aorariola, al sur. Tipológicamente, estas escasas
578), de estos mismos tremises con los primeros que acu-
primeras emisiones visigodas de la zona valenciana se
ñó Leovigildo a su nombre. El mismo topónimo, de raíz
encuadrarían entre los tipos de la Tarraconense.
islámica, que hace referencia a un importante lugar fortificado, indica el carácter defensivo del lugar.
La primera moneda conocida que emitieron los visigodos en tierras valencianas es un tremís de Gundemaro
La ubicación de Alcàsser, a doce kilómetros al sur de
(609-612) acuñado en Saguntum, hallado en Barcelona
Valencia, junto a la vía Augusta y una ruta hacia el inte-
y conservado en el Gabinet Numismàtic de Catalunya.
rior, que la comunica fácilmente con la zona de Riba-roja,
Durante el siguiente reinado, el de Sisebuto (612-621),
Las cecas visigodas del territorio de Valencia. Albert Vicent Ribera i Lacomba
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Tremís de Chintila acuñado en Valentia. Colección Vidal Valle.
numisdata.org
Tremís de Suinthila acuñado en Valentia. Colección Vidal Valle.
numisdata.org
esta misma ceca continuaría funcionando, de la que se
conocen, por lo menos, dos ejemplares.
La ceca de Valentia acuñó durante el siguiente reinado, el de Suintila (621-631). De esta serie sólo se conocía un ejemplar, cuyo hallazgo, en el edificio de la
Universidad, en 1844, en contra de lo que suele ser habitual en estos casos, fue bien documentado, a pesar de
su carácter fortuito. Presenta el busto del rey de frente, a
ambos lados, con la leyenda que lo rodea. El diseño se corresponde con los tipos propios de la Tarraconense. Hay
otra pieza en la Colección Vidal Valle.
El otro ejemplar que se conoce de este periodo es
del corto reinado de Chintila (636-639), que presenta el
mismo esquema que el anterior, el busto de frente en
las dos caras, pero con el tipo propio de la Lusitania o
Gallaecia, lo que ha hecho pensar en otra ceca con el mismo nombre o que sea una falsificación.
Recientemente se ha conocido que Orihuela
‘Aorariola’ también acuñó durante el reinado de Sisebuto.
De esta nueva ceca sólo se conoce este ejemplar.
Esta rareza numérica, ya que las piezas conocidas
son prácticamente únicas, procede de hallazgos aislados y nunca se encuentra en los tesoros de esta época.
Su acuñación, en muy pocos reinados, hace de ellas unas
series muy minoritarias, bien diferenciadas de las grandes
urbes acuñadoras, que lo hacen en cantidad y en quince o más reinados: Toletum, Tarraco, Hispalis, Emerita,
Caesaraugusta y Corduba.
Si prestamos atención al primer período en que funcionaron estas cecas, se observa que se agrupan en un
momento muy concreto: el primer tercio del siglo VII, con
los reyes Gundemaro y Sisebuto en Saguntum; Suintila y
Chintila en Valentia, y Sisebuto en Aorariola, lo que coincide plenamente con la etapa del conflicto bizantino y con
las campañas visigodas que consiguieron la expulsión de
los imperiales. Solamente la emisión de Chintila se sale
de este esquema, pero por muy pocos años.
La extrema escasez de ejemplares da poco margen
para comprender el entorno de estas acuñaciones. Parecería
que Valentia sustituyera a Saguntum a partir de Suintila, lo
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que coincide con el retroceso de las posiciones bizantinas
incapacidad de reacción en Occidente cuando en Oriente
tras las campañas de Sisebuto, que posiblemente redujeron
luchaba por su supervivencia.
la presencia imperial a Cartagena y sus alrededores.
Otra posibilidad, que no excluye la anterior, es que
en la zona elevada del castillo se instalara una guarni-
El contexto de las emisiones de inicios del siglo VII
ción tan importante como para disponer de un taller
De la Saguntum del siglo vii apenas se conoce otra
monetario. En la Ciudadela, se ve un potente muro cons-
cosa que estas emisiones monetarias, pero de los siglos V
truido con profusión de fustes de columnas romanas,
y VI tampoco hay muchos datos, como no sean de carác-
muy al estilo tardoantiguo, que podría corresponder a
ter negativo, ya que en los inicios de la sexta centuria se
esta época.
abandonó el antiguo puerto romano del Grau Vell. Tras
Por el contrario, la realidad arqueológica de Valen-
su etapa ibérica y romana, la urbe saguntina experimen-
cia para este período es bastante abundante y deja po-
tó un retroceso, plasmado en la pérdida de su nombre,
cas dudas de su gran importancia como centro urbano
que aparece transmutado en el período medieval en
y sede episcopal, algo que ya se percibía a través de las
«Morvedre», derivado de murus vetus.
fuentes históricas, que son relativamente presentes para
Corroborando este magro panorama histórico, la
el siglo VI. Tras las diversas menciones del episcopado
arqueología confirma esta pérdida de categoría urbana,
de Justiniano, que fallecería hacia el 550, Valentia apa-
avalada por su exclusión de la categoría episcopal. El res-
rece citada por Juan de Biclaro como uno de los luga-
tablecimiento de esta ceca, en los sucesivos reinados de
res en que fue encarcelado Hermenegildo tras su fraca-
Gundemaro y Sisebuto, se debe relacionar con la creación
sada rebelión en la Bética y antes de ser ejecutado en
en este momento de una flota destinada a asediar una im-
Tarragona en el 585. Este episodio ilustra que la ciudad
portante plaza bizantina de la zona (¿Dianium?) e intentar
no sólo estaba en manos de la corona visigoda, sino
contrarrestar el control naval que los bizantinos ejercían en
que debía ser un núcleo urbano destacado que contaría
todo el Mediterráneo. Sin embargo, la evidencia arqueoló-
con una importante guarnición goda que garantizaría
gica para esta época es prácticamente inexistente.
la seguridad de este ilustre y peligroso prisionero, tal
Tras el reinado de Recaredo, destaca el grave dete-
como sería su papel dentro del entramado defensivo
rioro que para el Imperio supusieron, a partir del 602, la
frente a los bizantinos. En la misma línea estaría la otra
usurpación de Focas, la invasión persa y ávara, y la pro-
referencia, en el reinado de Recaredo, la celebración
clamación de Heraclio en Occidente, que tras larga y ago-
del III Concilio de Toledo, que supuso el abandono del
tadora lucha salvó la situación. No ha de ser casualidad
arrianismo. A este acudieron dos obispos de Valentia:
que la ofensiva visigoda coincidiera con esta grave crisis
Celsino, de nombre latino y cabeza de la antigua co-
del Imperio, que perdería sus posesiones hispanas por su
munidad católica e hispanorromana, y Ubiligisclus, de
Las cecas visigodas del territorio de Valencia. Albert Vicent Ribera i Lacomba
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Tremís de Egica-Witiza acuñado en Saguntum.
Colección Vidal Valle. numisdata.org
antropónimo germánico, que regiría a la entonces ya
numerosa población goda. Esta dualidad episcopal no
es exclusiva de Valencia, ni de Hispania, pero tampoco
es algo que se diera en muchos casos.
Se han constatado obispos arrianos, en el III Concilio
de Toledo, en Lugo, Tuy, Oporto, Viseo, Mérida, Palencia,
Toledo y Barcelona. Salvo las cuatro primeras, todas cercanas y de la zona galaicoportuguesa, el resto son ciudades importantes o están dentro de la zona de fuerte población goda, caso de Palencia. Los cuatro de Gallaecia,
en lo que fue el recientemente anexionado, y católico,
reino suevo, se explicarían por los contingentes asentados para garantizar el control de estos territorios. En esta
200 /
misma área, anteriormente sueva, son muy abundantes
las cecas visigodas.
El contexto general de estas emisiones valencianas
sería semejante al de otras zonas fronterizas del reino
de Toledo, como en las cecas cercanas entre sí de Mave
y Saldania, que fueron pequeños centros fortificados
que vigilaban la cara sur de la cordillera Cantábrica y
que dispusieron de talleres monetarios desde Sisebuto
a Chindasvinto, la primera, y desde Leovigildo a
Chindasvinto, la segunda. Estos pequeños núcleos, en
todo caso, parece que acuñaron más monedas y durante
más tiempo que los de la zona valenciana.
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Las últimas emisiones visigodas en el País Valenciano
El contexto de las emisiones de finales del siglo VII
A mediados del siglo vii se produjo una considerable
Este paralelismo acuñador de las dos cercanas ciu-
reducción de las cecas visigodas, medida centralizadora
dades parece indicar que ambas cecas funcionarían al
promovida por Chindasvinto y Recesvinto, que afectó prin-
unísono y que los motivos de estas acuñaciones serían,
cipalmente a los talleres monetarios de menor entidad. No
por consiguiente, los mismos. La razón de ser de esta
es de extrañar, pues, que la actividad emisora se paralizara
emisión, que suponemos coyuntural, podría ser muy se-
en la zona valenciana hasta fines del siglo vii, cuando vol-
mejante a la que originó las anteriores: la presencia anó-
vemos a encontrar monedas de Saguntum y Valentia acu-
mala de contingentes militares, a los que iban dirigidas
ñadas por Égica y Witiza, ya conocidos en Valentia pero que
las monedas, movilizados y trasladados por alguna causa
recientemente también se han señalado en Saguntum.
específica. No creemos que tampoco sea ninguna casua-
Tras medio siglo, Valentia volvió a acuñar moneda en
lidad que la nueva etapa de actividad de las dos cecas
época de Égica (687-698), un tremís de oro de poca ley, con
valencianas coincida con la larga estancia en estas tierras
la efigie, muy tosca, del monarca que mira a la derecha y
de Teodomiro, que, hacia el 700-702, durante el reinado
la cruz sobre gradas, de imitación bizantina, en el reverso
conjunto de Égica y Witiza, lo encontramos repeliendo
y la leyenda «VALENTIA P.VS». Volvió a acuñar a nombre de
una incursión naval bizantina. El caso es que en los inicios
este mismo rey y de su hijo Witiza, que gobernaron juntos
del siglo viii, se ha constatado que el litoral de la provincia
entre 698 y 702. En esta ocasión, en el anverso aparecen los
Cartaginense, tras más de setenta años de calma, volvió a
bustos enfrentados de los dos monarcas, con una cruz en
sufrir incidentes bélicos que no tuvieron mayor alcance,
medio y el nombre de Égica. En el reverso se encuentra el
al ser desbaratada la incursión por las tropas visigodas, al
monograma de Valentia y el nombre de Witiza.
mando del referido Teodomiro, que ha trascendido más
Recientemente, se ha comprobado que en Saguntum
también trabajó coetáneamente un taller monetario,
por su papel negociador, tras ser vencido por los árabes
en el 713, que por esta victoria.
al menos durante este mismo corto periodo, el reinado
Las escasas, y bien delimitadas en dos fases, emi-
conjunto de Égica y Witiza. La única pieza conocida se
siones numismáticas de época visigoda realizadas en el
encuentra en una colección particular valenciana y pre-
País Valenciano son un buen ejemplo de las esporádicas
senta el típico bajo contenido áureo de estas emisiones
y numerosas cecas que se abrieron y cerraron coyuntural-
más tardías. Los tipos de anverso y reverso son semejan-
mente por motivos militares a lo largo y ancho de Spania.
tes a la coetánea moneda de Valentia: bustos enfrenta-
Son bien diferentes de los grandes centros que emitieron
dos y el nombre de Égica en el anverso y monograma de
continuamente y en cantidad: Toletum, Tarraco, Hispalis,
Saguntum y nombre de Witiza en el reverso. Estos son los
Emerita, Caesaraugusta y Corduba.
tipos propios de este correinado.
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Las cecas visigodas
del territorio de Valencia
Albert Vicent Ribera i Lacomba
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Los primeros hallazgos de monedas visigodas en el
País Valenciano
Con el nuevo contexto político-militar originado por
la llegada del ejército de Justiniano, coinciden, no casualmente, los primeros hallazgos seguros de moneda
visigoda en el territorio valenciano. La nueva coyuntura
política y territorial explica, a partir de este momento, la
presencia de contingentes godos por estas tierras para
impedir la expansión bizantina hacia el norte y controlar
directamente un territorio que hasta el momento sólo les
pertenecería nominalmente.
No debe ser ninguna casualidad que las primeras
monedas de filiación visigoda que se encuentran por la
zona valenciana se daten en el reinado de Leovigildo,
que fue cuando debió consolidarse el dispositivo fronterizo tras la ocupación fáctica de este territorio por el
◁ Tremís de Gundemaro acuñado en Saguntum.
Colecció Vidal Valle. numisdata.org
vigorizado reino de Toledo. De la ciudad de Valencia procede un tremís de imitación de modelos bizantinos de
Justiniano, hallado por el profesor M. Tarradell en la plaza
de la Reina (Valencia), semejante a otros hallados en las
excavaciones de Barcino o Caesaraugusta o en el tesoro
de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara), por citar
sólo algunos de los encontrados en trabajos arqueológicos controlados. Más abundantes y significativos, aunque
menos conocidos, son los numerosos hallazgos de estos
mismos tremises, burdas imitaciones de las series de los
emperadores bizantinos Justiniano y Justino II, que se
realizaron esporádica pero continuamente en la localidad
de Alcàsser, entre 1930 y 1950. Este extraordinario hallazgo ha sido muy citado desde casi el mismo momento de
su aparición y se cita tanto como el «tesoro bizantino de
Alcàsser» como el «tesoro de Valencia». La mayor parte de
estas monedas se vendió indiscriminadamente. Sólo se
han podido estudiar recientemente cuatro piezas. Otras
dos, engastadas en sendos anillos, se han podido ver y
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Y CECAS
Sede episcopal y cecas
Sede episcopal
Ceca
Ilustración: Espirelius.
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fotografiar, pero su estado actual impide completar su
donde se ha localizado un gran asentamiento fortificado
descripción. Otras cuatro se conocen por fotografías de
del siglo VI, Valencia la Vella, encajaría perfectamente en
un estudio anterior. En conjunto, todas se ajustan a los
un entramado militar fronterizo. En este yacimiento, en
mismos tipos: imitaciones de monedas de Justiniano I y
curso de excavación, ya han aparecido dos de estos tre-
Justino II. Comentarios de testigos visuales, hablan de la
mises de Leovigildo y muchos pequeños bronces, como
presencia de algunas monedas de oro más grandes que
se puede ver en otro capítulo de esta obra.
Del interior de la provincia de Valencia, en Osset
estos tremises, pero no se ha conservado ninguno de estos posibles sólidos.
(Andilla), se conoce otra referencia al hallazgo, en 1895,
Llama la atención la posibilidad de que bastantes
de monedas visigodas que habrían aparecido en el inte-
de estas piezas se hallaran dentro de jarritas relacionadas
rior de dos jarras de cerámica, sin que haya constancia de
con contextos funerarios de este yacimiento, fenómeno
más detalles sobre su número y las circunstancias de este
no habitual pero de ninguna manera exclusivo, como se
descubrimiento.
atestigua en las ofrendas de monedas en las necrópolis visigodas de Duratón (Segovia) y Sant Julià de Ramis
Las primeras emisiones visigodas en el País Valenciano
(Girona). De las nueve monedas conocidas, y las que en su
Poco después del reinado de Leovigildo, al que re-
día llegara a ver Pío Beltrán, que solo menciona estas imi-
cientemente se le ha atribuido una moneda supuesta-
taciones, se deduce que habría que fechar el conjunto de
mente acuñada en Valentia, considerada una falsifica-
Alcàsser en un momento anterior al tesoro de Recópolis,
ción por Miles, empezarían a funcionar cecas visigodas
donde, junto a estas mismas monedas, ya aparecen las
en el País Valenciano. Dos de las tres que se conocen,
primeras acuñaciones a nombre de Leovigildo. En todo
Saguntum y Valentia, están, al mismo tiempo, muy cerca
caso, para Alcàsser, siempre estaríamos en los primeros
entre sí y muy alejadas de los otros centros emisores. Los
años del reinado de Leovigildo (573-586), como es fácil
más cercanos serían Dertosa, que sólo acuñó en tiempos
deducir por la fecha de las imitadas monedas de Justino II
de Recaredo, y Tarraco, al norte; Recópolis y Toletum al
(568-572) y de la coexistencia en Recópolis (fundada en
oeste, y Aorariola, al sur. Tipológicamente, estas escasas
578), de estos mismos tremises con los primeros que acu-
primeras emisiones visigodas de la zona valenciana se
ñó Leovigildo a su nombre. El mismo topónimo, de raíz
encuadrarían entre los tipos de la Tarraconense.
islámica, que hace referencia a un importante lugar fortificado, indica el carácter defensivo del lugar.
La primera moneda conocida que emitieron los visigodos en tierras valencianas es un tremís de Gundemaro
La ubicación de Alcàsser, a doce kilómetros al sur de
(609-612) acuñado en Saguntum, hallado en Barcelona
Valencia, junto a la vía Augusta y una ruta hacia el inte-
y conservado en el Gabinet Numismàtic de Catalunya.
rior, que la comunica fácilmente con la zona de Riba-roja,
Durante el siguiente reinado, el de Sisebuto (612-621),
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Tremís de Chintila acuñado en Valentia. Colección Vidal Valle.
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Tremís de Suinthila acuñado en Valentia. Colección Vidal Valle.
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esta misma ceca continuaría funcionando, de la que se
conocen, por lo menos, dos ejemplares.
La ceca de Valentia acuñó durante el siguiente reinado, el de Suintila (621-631). De esta serie sólo se conocía un ejemplar, cuyo hallazgo, en el edificio de la
Universidad, en 1844, en contra de lo que suele ser habitual en estos casos, fue bien documentado, a pesar de
su carácter fortuito. Presenta el busto del rey de frente, a
ambos lados, con la leyenda que lo rodea. El diseño se corresponde con los tipos propios de la Tarraconense. Hay
otra pieza en la Colección Vidal Valle.
El otro ejemplar que se conoce de este periodo es
del corto reinado de Chintila (636-639), que presenta el
mismo esquema que el anterior, el busto de frente en
las dos caras, pero con el tipo propio de la Lusitania o
Gallaecia, lo que ha hecho pensar en otra ceca con el mismo nombre o que sea una falsificación.
Recientemente se ha conocido que Orihuela
‘Aorariola’ también acuñó durante el reinado de Sisebuto.
De esta nueva ceca sólo se conoce este ejemplar.
Esta rareza numérica, ya que las piezas conocidas
son prácticamente únicas, procede de hallazgos aislados y nunca se encuentra en los tesoros de esta época.
Su acuñación, en muy pocos reinados, hace de ellas unas
series muy minoritarias, bien diferenciadas de las grandes
urbes acuñadoras, que lo hacen en cantidad y en quince o más reinados: Toletum, Tarraco, Hispalis, Emerita,
Caesaraugusta y Corduba.
Si prestamos atención al primer período en que funcionaron estas cecas, se observa que se agrupan en un
momento muy concreto: el primer tercio del siglo VII, con
los reyes Gundemaro y Sisebuto en Saguntum; Suintila y
Chintila en Valentia, y Sisebuto en Aorariola, lo que coincide plenamente con la etapa del conflicto bizantino y con
las campañas visigodas que consiguieron la expulsión de
los imperiales. Solamente la emisión de Chintila se sale
de este esquema, pero por muy pocos años.
La extrema escasez de ejemplares da poco margen
para comprender el entorno de estas acuñaciones. Parecería
que Valentia sustituyera a Saguntum a partir de Suintila, lo
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que coincide con el retroceso de las posiciones bizantinas
incapacidad de reacción en Occidente cuando en Oriente
tras las campañas de Sisebuto, que posiblemente redujeron
luchaba por su supervivencia.
la presencia imperial a Cartagena y sus alrededores.
Otra posibilidad, que no excluye la anterior, es que
en la zona elevada del castillo se instalara una guarni-
El contexto de las emisiones de inicios del siglo VII
ción tan importante como para disponer de un taller
De la Saguntum del siglo vii apenas se conoce otra
monetario. En la Ciudadela, se ve un potente muro cons-
cosa que estas emisiones monetarias, pero de los siglos V
truido con profusión de fustes de columnas romanas,
y VI tampoco hay muchos datos, como no sean de carác-
muy al estilo tardoantiguo, que podría corresponder a
ter negativo, ya que en los inicios de la sexta centuria se
esta época.
abandonó el antiguo puerto romano del Grau Vell. Tras
Por el contrario, la realidad arqueológica de Valen-
su etapa ibérica y romana, la urbe saguntina experimen-
cia para este período es bastante abundante y deja po-
tó un retroceso, plasmado en la pérdida de su nombre,
cas dudas de su gran importancia como centro urbano
que aparece transmutado en el período medieval en
y sede episcopal, algo que ya se percibía a través de las
«Morvedre», derivado de murus vetus.
fuentes históricas, que son relativamente presentes para
Corroborando este magro panorama histórico, la
el siglo VI. Tras las diversas menciones del episcopado
arqueología confirma esta pérdida de categoría urbana,
de Justiniano, que fallecería hacia el 550, Valentia apa-
avalada por su exclusión de la categoría episcopal. El res-
rece citada por Juan de Biclaro como uno de los luga-
tablecimiento de esta ceca, en los sucesivos reinados de
res en que fue encarcelado Hermenegildo tras su fraca-
Gundemaro y Sisebuto, se debe relacionar con la creación
sada rebelión en la Bética y antes de ser ejecutado en
en este momento de una flota destinada a asediar una im-
Tarragona en el 585. Este episodio ilustra que la ciudad
portante plaza bizantina de la zona (¿Dianium?) e intentar
no sólo estaba en manos de la corona visigoda, sino
contrarrestar el control naval que los bizantinos ejercían en
que debía ser un núcleo urbano destacado que contaría
todo el Mediterráneo. Sin embargo, la evidencia arqueoló-
con una importante guarnición goda que garantizaría
gica para esta época es prácticamente inexistente.
la seguridad de este ilustre y peligroso prisionero, tal
Tras el reinado de Recaredo, destaca el grave dete-
como sería su papel dentro del entramado defensivo
rioro que para el Imperio supusieron, a partir del 602, la
frente a los bizantinos. En la misma línea estaría la otra
usurpación de Focas, la invasión persa y ávara, y la pro-
referencia, en el reinado de Recaredo, la celebración
clamación de Heraclio en Occidente, que tras larga y ago-
del III Concilio de Toledo, que supuso el abandono del
tadora lucha salvó la situación. No ha de ser casualidad
arrianismo. A este acudieron dos obispos de Valentia:
que la ofensiva visigoda coincidiera con esta grave crisis
Celsino, de nombre latino y cabeza de la antigua co-
del Imperio, que perdería sus posesiones hispanas por su
munidad católica e hispanorromana, y Ubiligisclus, de
Las cecas visigodas del territorio de Valencia. Albert Vicent Ribera i Lacomba
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Tremís de Egica-Witiza acuñado en Saguntum.
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antropónimo germánico, que regiría a la entonces ya
numerosa población goda. Esta dualidad episcopal no
es exclusiva de Valencia, ni de Hispania, pero tampoco
es algo que se diera en muchos casos.
Se han constatado obispos arrianos, en el III Concilio
de Toledo, en Lugo, Tuy, Oporto, Viseo, Mérida, Palencia,
Toledo y Barcelona. Salvo las cuatro primeras, todas cercanas y de la zona galaicoportuguesa, el resto son ciudades importantes o están dentro de la zona de fuerte población goda, caso de Palencia. Los cuatro de Gallaecia,
en lo que fue el recientemente anexionado, y católico,
reino suevo, se explicarían por los contingentes asentados para garantizar el control de estos territorios. En esta
200 /
misma área, anteriormente sueva, son muy abundantes
las cecas visigodas.
El contexto general de estas emisiones valencianas
sería semejante al de otras zonas fronterizas del reino
de Toledo, como en las cecas cercanas entre sí de Mave
y Saldania, que fueron pequeños centros fortificados
que vigilaban la cara sur de la cordillera Cantábrica y
que dispusieron de talleres monetarios desde Sisebuto
a Chindasvinto, la primera, y desde Leovigildo a
Chindasvinto, la segunda. Estos pequeños núcleos, en
todo caso, parece que acuñaron más monedas y durante
más tiempo que los de la zona valenciana.
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Las últimas emisiones visigodas en el País Valenciano
El contexto de las emisiones de finales del siglo VII
A mediados del siglo vii se produjo una considerable
Este paralelismo acuñador de las dos cercanas ciu-
reducción de las cecas visigodas, medida centralizadora
dades parece indicar que ambas cecas funcionarían al
promovida por Chindasvinto y Recesvinto, que afectó prin-
unísono y que los motivos de estas acuñaciones serían,
cipalmente a los talleres monetarios de menor entidad. No
por consiguiente, los mismos. La razón de ser de esta
es de extrañar, pues, que la actividad emisora se paralizara
emisión, que suponemos coyuntural, podría ser muy se-
en la zona valenciana hasta fines del siglo vii, cuando vol-
mejante a la que originó las anteriores: la presencia anó-
vemos a encontrar monedas de Saguntum y Valentia acu-
mala de contingentes militares, a los que iban dirigidas
ñadas por Égica y Witiza, ya conocidos en Valentia pero que
las monedas, movilizados y trasladados por alguna causa
recientemente también se han señalado en Saguntum.
específica. No creemos que tampoco sea ninguna casua-
Tras medio siglo, Valentia volvió a acuñar moneda en
lidad que la nueva etapa de actividad de las dos cecas
época de Égica (687-698), un tremís de oro de poca ley, con
valencianas coincida con la larga estancia en estas tierras
la efigie, muy tosca, del monarca que mira a la derecha y
de Teodomiro, que, hacia el 700-702, durante el reinado
la cruz sobre gradas, de imitación bizantina, en el reverso
conjunto de Égica y Witiza, lo encontramos repeliendo
y la leyenda «VALENTIA P.VS». Volvió a acuñar a nombre de
una incursión naval bizantina. El caso es que en los inicios
este mismo rey y de su hijo Witiza, que gobernaron juntos
del siglo viii, se ha constatado que el litoral de la provincia
entre 698 y 702. En esta ocasión, en el anverso aparecen los
Cartaginense, tras más de setenta años de calma, volvió a
bustos enfrentados de los dos monarcas, con una cruz en
sufrir incidentes bélicos que no tuvieron mayor alcance,
medio y el nombre de Égica. En el reverso se encuentra el
al ser desbaratada la incursión por las tropas visigodas, al
monograma de Valentia y el nombre de Witiza.
mando del referido Teodomiro, que ha trascendido más
Recientemente, se ha comprobado que en Saguntum
también trabajó coetáneamente un taller monetario,
por su papel negociador, tras ser vencido por los árabes
en el 713, que por esta victoria.
al menos durante este mismo corto periodo, el reinado
Las escasas, y bien delimitadas en dos fases, emi-
conjunto de Égica y Witiza. La única pieza conocida se
siones numismáticas de época visigoda realizadas en el
encuentra en una colección particular valenciana y pre-
País Valenciano son un buen ejemplo de las esporádicas
senta el típico bajo contenido áureo de estas emisiones
y numerosas cecas que se abrieron y cerraron coyuntural-
más tardías. Los tipos de anverso y reverso son semejan-
mente por motivos militares a lo largo y ancho de Spania.
tes a la coetánea moneda de Valentia: bustos enfrenta-
Son bien diferentes de los grandes centros que emitieron
dos y el nombre de Égica en el anverso y monograma de
continuamente y en cantidad: Toletum, Tarraco, Hispalis,
Saguntum y nombre de Witiza en el reverso. Estos son los
Emerita, Caesaraugusta y Corduba.
tipos propios de este correinado.
Las cecas visigodas del territorio de Valencia. Albert Vicent Ribera i Lacomba
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